RÍO BRAVO.

Por: Hayde Arely Cruz Ortega, Criminóloga Criminalista.

Testigo mudo y verdugo, conocido por hacer frontera entre México y Estados Unidos, tiene una cuenca de 467,000 km2, se extiende por Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Durango.

Migrantes que buscan mejorar su calidad de vida y de su familia, se arriesgan a atravesar este río de corriente peligrosa, pero a pesar de lograrlo, del otro lado ya son esperados por patrullas fronterizas, aquellos que no tienen suerte son arrastrados por el río, desencadenando un fatal desenlace.

Se ha tratado de advertir de lo peligroso que resulta intentar cruzarlo, no es suficiente para algunas familias escuchar las historias de los que han perdido ahí la vida, según dicen, es la forma más segura para llegar a Estados Unidos sin ser detectados. Aun así, el camino que sigue después de este río es todavía más peligroso, pues se tiene conocimiento de grupos criminales que esperan su paso por la frontera para asaltarlos, algunos son torturados, expuestos a vejaciones, desaparición forzada, secuestro y explotación sexual. Otros mencionan que los reclutan para pasar droga, de negarse, son entregados a la policía fronteriza, muchos más no tienen ese privilegio.

La CNDH emitió el Informe Especial sobre Secuestro de Migrantes en México en el que documentó hasta el 2009 el secuestro de 9,758 personas; mientras que para 2010 fueron 11,333 los casos de desaparición de migrantes que el organismo pudo registrar.

Se ha reforzado la vigilancia en la frontera, y pese a las duras amenazas del presidente Trump, la migración no para, lo que hace poner atención a la desesperación de las familias por lograr su sueño americano, de salir adelante con el pleno conocimiento de lo aventurado que significa la idea.

“Si fuera la patria como una madre cariñosa que da abrigo y sustento a sus hijos, si se les diera tierras y herramientas para sembrar, nadie abandonaría su patria para ir a mendigar el pan a otros países en donde se les desprecia y se les humilla.”

Librado Rivera.