Nota roja, mercader de sangre y dolor

¿Desde cuándo nos empezó a parecer normal la nota roja de los periódicos? ¿Desde cuándo hemos normalizado la violencia de tal forma que ya no nos inquietan las primeras planas manchadas de sangre y cadáveres? Pero ya no solo las primeras planas de los diarios, esto ya está en las redes, en internet, en blogs.

Si nos remontamos a la historia de nuestro país, la nota roja apareció por primera vez en la época del Porfiriato (1876-1911), en el que existía un periódico llamado “El imparcial” que era afiliado al régimen de Porfirio Díaz, la particularidad de este medio era que documentaba los crímenes ocurridos en esa época, lo peculiar de dicho medio (discriminatorio y nada más alejado de la realidad en la actualidad) era que aseveraba que la gran mayoría de delitos y crímenes que ocurrían en esa época eran cometidos por “los pobres” (recordemos la desigualdad tan marcada que ocurría en esa época).

La narrativa era el arma más poderosa en ese entonces, dónde de vez en cuando se apoyaban en imágenes para sus notas, era a través de la narrativa que recreaban los hechos logrando descripciones que podría incluso hasta decir casi como los de los criminalistas al redactar un dictamen de los hechos, dejando que la imaginación del lector acomodara las imágenes a su gusto y antojo. Esta manera de dar a conocer los hechos delictivos fue ganando terreno, de tal forma que fueron apareciendo otros medios, que, está de más decir, la competencia estaba basada en quien podría aportar más detalles de los hechos e imágenes que corroboraran su decir. Estos fueron mutando hasta conocer lo que por allá del año de 1963 nace la revista Alarma, que se caracterizo por la crudeza de las imágenes con las que documentaba su tabloide. Nada alejado de lo que vemos en la actualidad en pleno siglo XXI.

Hoy la prensa brinca a otro nivel, ya no se conforman con solo presentarnos la nota, sino que ahora nos presentan en vivo la noticia, desde el lugar de los hechos, sin importarles incluso la contaminación del mismo, mientras más sangre se vea mejor, si es la agonía de una persona mejor todavía, sin respeto alguna por la identidad de las víctimas mortales de algún hecho delictivo.

Y no es que me asusten este tipo de “periodismo” y conste que lo entrecomillo porque hoy ya cualquiera con un blog, red social y cámara, se siente periodista y esto no siempre es así. Lo que me preocupa es que estos “medios” no se den cuenta de que sus acciones favorecen y aportan en demasía para la descomposición social del país, sí, sé que podrá haber muchas opiniones en favor o en contra de esto, pero la normalización de la violencia e insensibilización en parte es de toda la información que recibimos a diestra y siniestra de todos lados.

Hoy, todos por igual estamos expuestos a primeras planas manchadas de sangre, da igual si es una persona atropellada, un decapitado, un desmembrado, qué más da, lo importante es, que mientras más grotesca sea la foto, más venderá o más visitas tendrá ese día, ¿para eso están no? para vender y para hacer negocio, qué más da si con lo que están lucrando sea el dolor de una familia, eso que más da.

Lo más triste de todo esto, es que funciona, que efectivamente las personas reaccionan ante esto, al morbo, a la sangre, sin duda que, el delito y el crimen, venden y venden muy bien.

Es necesario generar un cambio social, porque no es posible que en un mismo medio encontremos una columna o reportajes que “hablen” acerca de la violencia en México y por otro lado nos muestren sin tapujo el “trabajo final” de los delincuentes, yo lo veo simplemente como publicidad barata de sus actos delictivos. Nos urge un cambio social, convertirnos en agentes de cambio, no ser consumidores de este tipo de “producto” que por cierto los medios electrónicos están plagados de esta violencia.

Si te quejas de la violencia de tu país y a la vez eres consumidor final de las consecuencias de esto, entonces deja de quejarte, porque te vuelves parte de la cadena que alimenta estos hechos delictivos.

La criminología no solo estudia al delincuente, sino que su fin máximo es la procuración de la paz en nuestro país, esto a través de la prevención, de las políticas públicas, de programas preventivos, etc., ¿pero sabes qué? te necesitamos, porque solos no podemos, esto es algo que nos incumbe a todos como sociedad y créanme que iniciar por esto, dejar de consumir estas noticias, ya es un inicio.

Marisol Madero Plascencia
Criminóloga
marisol_madero@hotmail.com




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