El costo emocional, individual y social de las muertes violentas.




Por: Marisol Madero 

Sé, que alguna vez has visto una noticia. un video, una nota, un documental o una foto con este tipo de noticias que te han dejado un nudo en la garganta o que incluso sin poder evitarlo lloraste, si respondiste sí, ya somos dos.

No todos somos indiferentes al dolor ajeno, si bien en ocasiones ya no es tan fácil que nos sorprenda un hecho y que incluso lleguemos a desensibilizarnos o a "normalizar" ciertas noticias y ya no generen tanto impacto en nosotros es muy distinto que el dolor del otro ya no nos genere nada.
Delitos suceden a lo largo y ancho del país, pero cada víctima deja detrás de si, una historia de vida, familia, hijos, hijas, amistades, trabajo, conocidos, vecinos, personas a las que su muerte va a impactar y más si esta es de forma violenta, en México si bien honramos a la muerte y en nuestra cultura tenemos un día para honrar y recordar a los que ya no están, lo cierto es que no tenemos cultura en torno a nuestras emociones y como manejar el duelo.
Hoy por hoy, a pesar de que los homicidios dolosos se han incrementado en nuestro país, la muerte, el sufrimiento y el dolor por la pérdida, siguen siendo un tema tabú, la incesante pregunta que se repite cómo una contante interrogativa ¿por qué a mí? y esta pregunta lleva de manera implícita el dolor, la rabia, la desesperación, la culpa, el resentimiento, la desilusión y por supuesto el miedo.
Las pérdidas siempre son difíciles y más si estas son de una forma violenta, la depresión, el estrés postraumático, la ansiedad, son solo algunas de las condiciones que se pueden presentar ante estos hechos, lo recomendable es acercase a los especialistas, psicólogos (as) de preferencia especialistas en tanatología.
El homicidio es un delito de impacto social, por lo tanto no solo afecta a los ofendidos directos (familia, amistades, etc) sino, que impacta de forma negativa a la sociedad en general y pagamos costos altos, por ejemplo la normalización de la violencia, miedo y esa sensación de peligro que suele acompañarnos o lo sentimos al ver partir a la calle a un ser querido, deterioro en el desarrollo de relaciones interpersonales, generamos una mayor percepción de inseguridad y la lista sigue.
A la par de apostarle a un trabajo formativo, preventivo, que fortalezca la seguridad ciudadana y la paz social, debemos sumar el trabajo emocional, el trabajo con las víctimas, debemos trabajar también con nuestras emociones, este medio es uno de los que más requiere salud emocional. ¿Y tú? ¿Cómo cuidas tu salud mental?.

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