Arturo Verduzco Manríquez
Criminólogo
El
hablar de Criminología o mencionar la palabra nos transporta a las series de
televisión, esas series que en un lapso de cinco minutos encuentran al
responsable de una conducta antisocial, crimen o delito según sea el capítulo, esas
series que son en mucho responsables de que nuestros jóvenes tomen una carrera
muchas veces equivocada y a padres de familia que piden a las instituciones (encargadas
de investigar y procurar justicia) no lo hagan con rapidez y eficacia como en
esos programas.
Dentro
del mismo escenario de televisión tenemos programas que claramente agreden al
televidente, de cualquier edad y de cualquier sexo, religión o condición social,
esos que cumplen con todos los requisitos de apologías de delitos, relacionados
al narcotráfico, a la violencia y agresiones en todas sus estructuras, fases y
modalidades, a la política acompañada de su tráfico de influencias, de su
prepotencia y corrupción, sin olvidar sus escenas de sexo explícito y un
lenguaje burdo, que según dicen, es el mismo que usa cualquier mexicano, cuando
a nivel internacional nos sancionan deportiva y económicamente por gritar esas
palabras en los estadios.
Sin
temor a equivocarme, la Criminología es ese tratado de paz entre el conflicto
interno de cualquier persona con su exterior (ya sea hacia una persona o a la
misma sociedad), es el eslabón que une esa ruptura de conducta del sujeto hacia
sus pares; cuantos tratadistas nos han dejado ese legado para estudiar el
delito, al delincuente y su víctima para llegar a un control social no para
reprimir, sino para prevenir la reincidencia de esa conducta en la misma
persona y no sea repetida por otras.
Nuestra
criminología está despertando, se le están abriendo las puertas en un abanico inmenso
de oportunidades, no con este nuevo sistema de justicia penal que es social,
que el derecho está encontrando la comunión con la sociedad al permitir la
reparación del daño en un primer paso, las soluciones o medios de controversia
para no afectar más a la víctima y quede todo en un sano arrepentimiento muchas
veces, en otras no.
Ese
despertar de nuestra criminología, se comienza a derivar de los cuatro tipos de
criminologías de Manuel López Rey, criminología científica, criminología
aplicada, criminología académica y criminología analítica, sin olvidar a la
criminología clínica y criminología crítica y demás criminologías específicas,
persiguiendo todas ellas una versión diferente pero sin perder la esencia de
una criminología general, esa criminología que empezó con Lombroso y su
positivismo, con Ferri y Garófalo.
Entonces
nos hacemos la siguiente pregunta: ¿para qué es la criminología y para
quién?...con este tipo de programas, series, películas, documentales (que hay
pocos serios) y violentamos la privacidad intimidando, confundiendo términos,
conceptos y métodos con la Criminalística.
Nos
están bombardeando con los cursos, pláticas, conferencias, diplomados de
perfilación criminal, cuando todavía no comprendemos para que o para quienes es
la criminología, queremos saber primero la firma de un asesino que un factor o
causa criminológica; defendamos a nuestra carrera, a nuestra sombra que se
llama criminología.
Tenemos
asociaciones, colegios, grupos de interacción en redes sociales y demás
instituciones de criminólogos que sus presidentes o responsables no son
criminólogos, que nuestras universidades
públicas y privadas imparten materias personas que no son criminólogos
(licenciados en derecho en su mayoría), sabiendo que la criminología es una
ciencia práctica, inter y multidisciplinaria, pero creo que ya es hora de
ponernos la camiseta de super héroe y defender lo nuestro, no más invasiones a
nuestras áreas laborales y si más relación de conocimiento de ella.
La
próxima vez que escuchemos la palabra criminología, que nos trasporte al
conocimiento del ser, de la congruencia entre la prevención y el buen ejemplo,
entre la comunión del buen ciudadano, padre, esposo, hijo con el de respetar
las normas y reglas en sociedad, recordemos que la ciencia criminológica nos involucra
a todos, del más chico al más grande, ellas y ellos, a todos, porque todos
formamos una prevención general, una sociedad.
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