MARISOL MADERO PLASCENCIA
CRIMINÓLOGA
Ya lo dijo el ilustre Benito
Juárez “Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho
ajeno es la paz”, cuanta verdad contenida en una sola frase. El respeto a las
personas es fundamental para una adecuada socialización, respetar el derecho de
los demás genera que seamos una sociedad tolerante e incluyente. Con esto
quiero hacer referencia al hecho de que cada quien es libre de profesar la
religión que se le venga en gana, vivir su sexualidad con la persona que le
plazca (me refiero a personas adultas y que sea consensuado), ser vegetariano,
carnívoro, militar en el partido político que mejor le convenga, estudiar la profesión
que mejor le acomode y un sin fin de cosas más.
Y tocando un tema que todos
los días genera alguna controversia, es el de las preferencias sexuales, por
desgracia no solo en México sino en todo el mundo las minorías sexuales han
tenido que soportar años y años de discriminación al no encajar en los patrones
establecidos como “normales”. Aunque por fortuna con el paso del tiempo eso ha ido
quedando atrás y la sociedad ha ido evolucionado hacia una mayor apertura y
aceptación donde los jóvenes son los propulsores de este cambio.
Aún falta mucho camino por recorrer
en cuestión de respeto a la diversidad sexual, muchas veces somos poco
tolerantes por temor. Nos falta entender que hay otras posiciones, no podemos
vivir de una sola manera o tener sólo una mirada del mundo. Se ha escrito y
hablado mucho sobre este tema, sin embargo nunca será suficiente, hasta que se
logre la igualdad al cien por ciento en todos los aspectos legales y sociales,
en materia legal se ha logrado mucho en los últimos años y eso es de
reconocerse, que prevalezcan los derechos por encima de los prejuicios, en el
ámbito social es donde falta mucho por hacer, la inclusión social, las no
etiquetas, la no estigmatización, el hecho de que un individuo prefiera tener
relaciones sexuales con alguien de su mismo sexo no lo convierte en delincuente,
no lo convierte en “mala persona”, ni mucho menos en un inadaptado social.
La educación inicia en casa,
si educamos a nuestros hijos para que sean seres tolerantes y respetuosos de
las diferencias que podemos tener unos de otros como seres humanos, poco a poco
lograremos ir educando a los niños de hoy para que el día de mañana no se
lleguen a tener los problemas que como sociedad tenemos hoy, por ejemplo los
crímenes de odio causados por la homofobia.
El sociólogo Carlos Livacic
nos dice que “debemos tener educación cívica, además de educación sexual de
verdad y tener espacios de relación inclusivos. No basta sólo con aprobar leyes
si no van acompañadas de la formación pedagógica correspondiente”.
Pareciera que la educación es
la palabra clave. Y creo que PREVENCIÓN es otra palabra clave. Y recordemos que
somos iguales a lo “diferente”, con esto quiero decir, que si bien podemos ser
diferentes en algunas cosas, la condición de seres humanos nos hace iguales,
distintos en muchas cosas como gustos, pasatiempos, preferencias, etc., pero
iguales.
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